Ocurrió en plena vía pública, al lado de una cabra atada a un poste. La escena, tan insólita como cotidiana, exponen la falta de gestión ambiental y la desigualdad en los sectores más postergados de la ciudad.

Una columna de humo se elevaba este martes desde calle Tucumán (llegando a Gardel) en el barrio Barranquitas de nuestra ciudad. No se trata de una quema controlada ni de una intervención programada, sino de basura tirada en la vía pública, incendiada en un intento improvisado –y peligroso– de “limpieza”. A su lado, una cabra atada a un poste completaba una postal tan absurda como elocuente del estado de abandono que viven muchas zonas periféricas de la ciudad.
La escena, registrada por vecinos, se repite con diferentes formas en numerosos barrios populares de Rafaela. Calles sin mantenimiento, microbasurales a cielo abierto, animales sueltos o atados en condiciones precarias, y sobre todo, la ausencia de una política municipal clara y sostenida que garantice higiene urbana, recolección y control.
La crítica apunta directamente a la inacción del Municipio, que muchas veces reacciona tarde –o directamente no reacciona– ante las demandas de los barrios más relegados.
La imagen de la cabra atada junto a los restos humeantes de plástico y ramas es casi una metáfora perfecta del abandono. Rafaela arde, pero no solo por el fuego, sino por la desigualdad y la falta de gestión que se evidencia en cada aspecto, convirtiéndose en una llama que en vez de apagarse se prende cada vez más.