Más de 376.000 desplazados han regresado al norte de Gaza, según la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU. Es un regreso muy difícil, pues tras 15 meses de intensos bombardeos israelíes, el norte de la franja está completamente devastado.
Cientos de millas las personas regresan a sus hogares al norte de Gaza en medio de un paisaje de desolación.
«Hay mujeres embarazadas o que están amamantando, adultos mayores, discapacitados, enfermos crónicos o que necesitan atención médica urgente, incluso menores no acompañados. Estas personas forman parte de los grupos vulnerables clave entre estos desplazados que han emprendido un difícil viaje a pie», indica la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA).
«Se estima que habrá que remover unos 42 millones de toneladas de escombros. Para ello, es necesario utilizar un equipo especializado. Hay además un alto riesgo de toparse con municiones que no estallaron, restos de explosivos», explica Clémence Lagouardat, responsable operativa en Gaza de la ONG Oxfam.
En medio de las ruinas, la gestión del agua potable es particularmente delicada: «Por el momento, hay algunos puntos de abastecimiento de agua operativos. Las ONG están tratando de instalar camiones cisterna y puntos de distribución por todas partes para que la gente tenga acceso a agua potable Pero claramente, en este momento, la red no funciona Ha sido ampliamente destruida», precisa Laguardat.
A pesar de todo, la ayuda humanitaria logra ser enviada. «Desde el alto el fuego, el número de camiones que entran al norte ha aumentado. Hay alrededor de 300 por día. En cambio, a diferencia del sur, la ayuda que entra al norte es realmente ayuda de emergencia. Sin embargo, en este momento todo lo que es material especializado, y que justamente puede permitir la rehabilitación de las redes de agua, aún no puede entrar», lamenta Clémence Lagouardat.
Porque el otro desafío importante es el regreso de la electricidad, mientras que cerca del 80% de las instalaciones han sido destruidas.