La historia del paradero del balón inicia en la euforia del segundo gol que aseguró la victoria contra el seleccionado mexicano. En esa locura, Lisandro Martínez pateó a la tribuna el balón con el que Fernández había marcado el gol y un grupo de hinchas argentinos de Santiago del Estero se llevaron el souvenir del Estadio Lusail.
Jorge Luis Moises, dueño del frigorífico y de la pelota, cuenta la historia y aclaró que: “Si Enzo me pide la pelota no se la doy. Si me ofrece plata, tampoco. Es un recuerdo que va a quedar en la provincia”.
Fuente:Olé