Una peculiar casa en Gainesville ( norte de Texas, Estados Unidos), tiene dos particularidades: la primera es que hay fantasmas, y la segunda es que a esos entes les gusta hablar sucio porque “son sexuales”.
Así lo dice su dueña, que no encuentra un modo mejor para describirlos. Los inquilinos, en un principio, llegan ilusionados, pero nadie dura más de seis meses.
Después de que pasaron 10 inquilinos en dos años, les dijeron que la casa estaba encantada. Hace unos años, ella y su esposo compraron varias viviendas para vivir de rentas, pero en ese lugar no consiguió que nadie se quede de forma permanente.